Viernes 19.04.2024
Actualizado hace 10min.
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    Fiesta Diocesana: gozo y cantos marianos cerca de las montañas.

     "Estoy aquí para alabar a Dios”.. .gritaba cada garganta joven a punto de iniciar la celebración de la Fiesta Diocesana 2018.  Como Casa de Dios y bajo el lema Con María del Rosario cuidamos la Vida, la familia y los jóvenes , la Iglesia mendocina celebra una vez más a su Madre y Patrona, que trae en el seno la Vida en abundancia. Textos Fabiola Zurdo-Pastoral Comunicadores Arzobispado de Mendoza.

     
    Fotos Cristian García-Pastoral Comunicadores
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    Alégrate, llena de gracia! sentencia el evangelio de la fiesta; y las miradas, aplausos y pañuelos fueron dóciles a esa alegría, mientras la imagen de María del Rosario hacía su entrada al templo con destino a ser testigo del Amor entregado y recibido.

    “El Señor está contigo, no temas!” pronunciaba el Ángel  y en concordancia con este mandato, hombres de fe compartieron el pastoreo y la tarea  que vienen realizando sobre el derecho a la vida como sagrado e inviolable; el acompañamiento a las familias y la Pastoral de la Juventud que dejó la vida y la fe, a los pies de María.

    “He aquí la esclava del Señor, que se haga en mí”…Sobre esta disponibilidad de  María, Monseñor Marcelo Colombo trajo a la memoria el Sí valiente y decidido de la iglesia frágil y temerosa de los primeros tiempos.

    “La iglesia de Mendoza dice sí a la vida, vale toda vida desde el seno materno hasta la muerte natural”, anuncia el pastor, agregando que se pone en juego la dignidad de la vida humana.



    La familia, en especial, las familias pobres y sin oportunidades, también aquellas que esperan ser integradas como prioriza la carta pastoral de los obispos de Mendoza; sumado a los flagelos como la vida por nacer y el descarte social que se hace de los ancianos; fueron conceptos firmes de la homilía de Monseñor.

    El relato del Anuncio, continúa diciendo que “Él será grande y su Reino no tendrá fin”…contundencia que se vio reflejada en el decir del arzobispo al hablar de poner “nuestro aporte”, del amor fuerte y fiel que impulsa mar adentro para acompañar la fragilidad humana; momento en que agradeció a los sacerdotes a la vez que les solicitó premura frente a las situaciones difíciles de la familia; como respuesta a la invitación de Francisco.

    “Recorrer juntos la cercanía misericordiosa del Buen Pastor…Sí a los jóvenes; Kairós como tiempo que viene para la plenitud de la vida. Necesitamos descubrir las razones de nuestra esperanza y transmitirla a los jóvenes que tienen sed de esperanza…” expresó el arzobispo de Mendoza,  invitando a la juventud a transformar un mundo viejo y enfermo en un mundo nuevo, es decir, haciendo lío, como expresara el Papa, en Río de Janeiro.

    Subrayó a la par el diálogo intergeneracional entre jóvenes y ancianos, Jóvenes que están invitados a ser testigos en tiempos complejos, sumado a los desafíos de la realidad social, del cuidado de la tierra, el aire y el agua. La iglesia y la sociedad esperan que Ella cuide nuestro corazón y temple nuestras voces.



    Es el momento del Banquete Eucarístico y se hace verdad el “Sean Uno” como envío de Jesús, en donde todos son invitados y conmovidos ante el Pan entregado y repartido.

    Hacia el cierre de la celebración y en un ritual profundo, un nuevo rosario, construido por las dominicas contemplativas del monasterio Nuestra Señora del Rosario, de Guaymallén, es donado a María del Rosario y seguidamente  el señor arzobispo renueva la consagración la Madre, referenciando “Virgen del Rosario aquí tienes a tus hijos”.