Martes 23.04.2024
Actualizado hace 10min.
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    ¿Democracia, señor Gobernador?

    Cuesta creer que, en democracia, el jefe de Estado de Mendoza eche por tierra 82 años de tradición. O no la conoce o le importa un bledo; lo que quiere decir que le importa un bledo el pueblo que gobierna, y ese es el punto a discutir.

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    A nadie le importa si es católico, protestante, hindú o agnóstico. Lo verdaderamente importante es que demostró una falta total de respeto por la Tradición, y ésta es de todos. Muchos gauchos de las diversas agrupaciones que vinieron a Mendoza para realizar su desfile en honor del trabajo madre de los mendocinos se vieron ignorados por el representante principal de la Provincia.
    Que la virgen de la Carrodilla haya abierto el Carrusel durante 82 años ininterrumpidamente no significa que las miles de personas que asistieron durante tantas décadas y asisten hoy al acto sientan una piadosa devoción por ella. Eso debiera saberlo el gobernador. La pregunta es: ¿tan importante es la imagen de la virgen de la Carrodilla para él? Evidentemente sí, de otro modo no hubiese impedido que nuestra Fiesta Máxima comenzara como siempre lo ha hecho, abriendo el paso a nuestros gauchos, a nuestros hombres de campo representados por estas agrupaciones que siempre han dado un brillo especial al acto y dejado comentarios positivos y admirados de nuestros visitantes del extranjero, quienes, obviamente, tampoco le importan al jefe de Estado. 
    Si el argumento que “justificaría” dicha decisión es el de siempre, el endeble: que vivimos en una sociedad libre en la cual no se debe imponer ni idea ni religión alguna a nadie, el paso de la virgen de la Carrodilla no puede entenderse con imponer una religión; nadie se hubiese sentido ofendido en sus creencias si un grupo indio hubiese querido honrar nuestra vendimia y hubiese desfilado con una imagen del dios Vishnu, porque el pueblo sí sabe del respeto a las distintas creencias. El pueblo. Sólo el pueblo.




    Evidentemente el gobernador está convencido de que hay mensajes subliminales que pueden adoctrinar, por eso no le molestó -y hasta quizá apoyó- el despliegue de pañuelos verdes en el escenario del teatro griego. Pues hay que sacarlo de su error para que no vuelva a ofender a la sociedad toda. Quienes representan sus ideas con pañuelos celestes no cambiarán sus convicciones por más que transformen nuestro pabellón nacional en verde-blanco-verde, ¡¡pero sí se sentirán ofendidos por la falta de respeto a la bandera que nos representa desde hace 107 años!! 
    El argentino bien nacido -¡¡y es mayoría señor gobernador!!- sabe convivir con todas las personas, tengan las ideas que tuvieren, y lo hace con respeto en tanto nadie quiera imponer sus ideas por la fuerza y se abra el diálogo civilizado para expresar los fundamentos de tales ideas. Lo que no soporta el argentino bien nacido es la imposición, solapada u ostensible, de la ideas. Y si la imposición viene del Estado, que se autodenomina “democrático”, estamos frente a una tiranía solapada que no se diferencia en nada a las tristes tiranías que escribe la historia de la humanidad.
    Por último, es de destacar el coraje de la joven virreina Luz Martina, quien cargó sobre sus espaldas la mochila del desagravio y, frente a 22.000 personas, agradeció a la virgen rezando Celestial Princesa, coreada por muchos espectadores en el teatro griego. Bien por Luz Martina quien, en su inocente juventud, cree que vive en democracia.

    Marina Montesino 
    DNI: 21.520.663
    Miembro Director de Encuentro Vecinal Mendoza