Viernes 26.04.2024
Actualizado hace 10min.
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    Un problema de salud en el mundo, la malnutrición

    La presencia simultánea de la obesidad y la desnutrición refleja cambios en los sistemas alimentarios

     
    foto unicef
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    Se necesitan un nuevo planteamiento para contribuir a reducir simultáneamente la desnutrición y la obesidad, ya que ambos problemas están cada vez más conectados entre sí debido a los cambios vertiginosos registrados en los sistemas alimentarios de los países. Ello es especialmente importante en los países de ingresos bajos y medianos, según se desprende de un nuevo informe, integrado por cuatro artículos, publicado en The Lancet. Más de una tercera parte de esos países presentaban formas superpuestas de malnutrición (45 de 123 países en la década de 1990 y 48 de 126 países en la década de 2010), especialmente en África subsahariana, Asia meridional y oriental y el Pacífico.  

    La desnutrición y la obesidad pueden dar lugar a efectos que se transmiten entre generaciones, puesto que tanto la desnutrición como la obesidad en la madre están asociadas con una salud deficiente en la descendencia. Ahora bien, debido a la rapidez de los cambios que se producen en los sistemas alimentarios, cada vez más personas están expuestas a ambos tipos de malnutrición en diferentes etapas de su vida, lo cual agrava los efectos perjudiciales en la salud. 

    «Nos enfrentamos a una nueva realidad nutricional», ha declarado el Dr. Francesco Branca, Director del Departamento de Nutrición para la Salud y el Desarrollo de la Organización Mundial de la Salud y autor principal del informe. «Ya no podemos clasificar a los países en dos categorías: países de ingresos bajos y con problemas de subalimentación, y países de ingresos altos y afectados solamente por la obesidad. Todas las formas de malnutrición tienen un denominador común: sistemas alimentarios que no pueden ofrecer a todas las personas una alimentación saludable, inocua, asequible y sostenible. Para cambiar esto se requieren medidas en todas las etapas de los sistemas alimentarios: desde la producción y el procesado, pasando por el comercio y la distribución, la fijación de precios, la comercialización y el etiquetado, hasta el consumo y los desechos de alimentos. Todas las inversiones y políticas pertinentes deben reexaminarse radicalmente». 

    En el editorial que acompaña al informe, el Dr. Richard Horton, redactor jefe de The Lancet, señala: «La publicación hoy de la serie de la OMS sobre la doble carga de malnutrición llega después de 12 meses de artículos en The Lancet en los que se analizaba exhaustivamente la nutrición en todas sus formas (…). En estos y otros artículos

    de The Lancet publicados a lo largo de 2019, ha quedado patente que la nutrición y la malnutrición deben abordarse desde múltiples perspectivas, y que, si bien las conclusiones han coincidido en ocasiones, aún queda trabajo pendiente para entender las múltiples manifestaciones de la malnutrición (…). Cuando todavía quedan seis años para que concluya el Decenio de las Naciones Unidas de Acción sobre la Nutrición (2016-2025), esta serie y los comentarios conexos definen la orientación futura requerida para alcanzar el objetivo mundial de erradicar el hambre y prevenir la malnutrición en todas sus formas». 

    En el ámbito mundial, las estimaciones apuntan a que casi 2300 millones de niños y adultos tienen sobrepeso y más de 150 millones de niños tienen retraso del crecimiento. Ahora bien, en los países de ingresos bajos y medianos, esos problemas emergentes se solapan en una misma persona, en las familias, las comunidades y los países. En el nuevo informe se analizan las tendencias ocultas tras esa intersección ?conocida como la doble carga de malnutrición? así como los cambios ocurridos en la sociedad y en los sistemas alimentarios que pueden haberla provocado, su explicación biológica y efectos, y las medidas normativas que pueden contribuir a abordar la malnutrición en todas sus formas. 

    Los autores han utilizado datos derivados de encuestas realizadas en los países de ingresos bajos y medianos en las décadas de 1990 y de 2010 para estimar los países que registraban una doble carga de malnutrición (es decir, más del 15% de la población con emaciación, más del 30% con retraso del crecimiento, más del 20% de las mujeres con delgadez y más del 20% de los habitantes con sobrepeso). 

    En la década de 2010, en comparación con la de 1990, 14 nuevos países con algunos de los ingresos más bajos del mundo se habían incorporado a los países afectados por la doble carga de malnutrición. En cambio, el problema afectaba a menos países de ingresos bajos y medianos situados en los niveles superiores de esos grupos, en relación con la década de 1990. Los autores afirman que ello refleja la creciente prevalencia del sobrepeso en los países más pobres, donde las poblaciones siguen padeciendo retraso en el crecimiento, emaciación y delgadez.