El Ministerio de Salud y Deportes brinda algunas recomendaciones para prevenir el síndrome urémico hemolítico (SUH). Es de suma importancia consumir agua segura, alimentos bien cocidos, el lavado frecuente de manos y no interrumpir la lactancia, entre otras recomendaciones. En caso de tener síntomas, es importante acudir al médico y no automedicarse. En Argentina, el SUH es una enfermedad endémica con aproximadamente 400 a 500 casos nuevos cada año. La frecuencia de aparición es mayor durante los meses cálidos, aunque se presentan durante todo el año. El síndrome urémico hemolítico (SUH) es una enfermedad muy grave causada por una bacteria llamada Escherichia coli, que se encuentra en el intestino de las vacas y de otros animales de granja. Se presenta con mayor frecuencia en niños menores de 5 años. Sin embargo, niños más grandes y adultos pueden padecerla. La transmisión ocurre a través de la vía fecal-oral, frecuentemente a través de la ingestión de agua o alimentos contaminados o por contacto directo con personas o animales infectados u objetos contaminados. Se manifiesta por diarrea con sangre. Los niños con esta enfermedad orinan poco y presentan palidez, irritabilidad y hasta pueden tener convulsiones. El SUH puede ser grave y dañar los riñones. Se transmite por consumo de agua o alimentos contaminados con esta bacteria, como carnes de vaca sin cocción completa, especialmente la carne picada o productos lácteos sin pasteurizar y verduras que se consumen crudas. También se puede adquirir por la falta de higiene en las manos de quien manipula los alimentos. La bacteria puede ingresar al organismo a través de: Las carnes poco cocidas, sobre todo carne picada. Verduras crudas. La leche o productos lácteos sin pasteurizar. La contaminación cruzada: al usar la misma superficie o utensilios para lo crudo y lo cocido. El agua no potable. Las manos contaminadas: contagio de persona a persona. Bañarse en aguas contaminadas. ¿Cómo se trata? No hay tratamiento específico para la enfermedad. Se tratan los síntomas y el compromiso de los órganos afectados. Si llega a producirse una insuficiencia renal aguda, se indica diálisis. Se recomienda alimentar a los niños hijos exclusivamente con leche materna durante los primeros 6 meses de vida y, a partir de esa edad, mantener la lactancia junto con la alimentación complementaria, idealmente hasta los 2 años o más. Para los mayores de 2 años, usar leche en polvo fortificada con hierro o leche pasteurizada (la que se compra envasada). Esterilizar diariamente las mamaderas Si el bebé usa chupete (luego de instalada la lactancia), que no esté roto ni tenga partes flojas. Lavarlo seguido con agua y jabón y que el adulto no lo “limpie” con su boca. El agua de las piscinas y de los piletines de lona o plástico debe ser renovada con frecuencia. El agua de los piletines de lona también debe ser clorada. ¿Cuáles son los síntomas? Al llegar la bacteria al intestino, produce una diarrea intensa. En general, suele verse sangre en la materia fecal. Puede ocasionar vómitos, dolor abdominal, fiebre, falta de apetito y mucho decaimiento. A los pocos días de iniciada la diarrea, el niño se ve muy pálido, porque se produce una anemia muy importante y aguda. En general, los niños se sienten muy decaídos y molestos. Por el compromiso del sistema nervioso central, pueden aparecer convulsiones y tendencia al sueño, que pueden evolucionar al coma. En la piel pueden verse manchas rojas como puntos (petequias) o hematomas, por disminución de plaquetas. Cuando se comprometen severamente los riñones, disminuye o se anula la formación de orina (insuficiencia renal), por lo que algunos requieren tratamiento de diálisis. Por suerte, solamente alrededor de 10 % de los niños que se infectan con esta bacteria y tienen diarrea desarrollan síndrome urémico hemolítico. ¿Se trata de una enfermedad grave? La mortalidad de la enfermedad es baja, de alrededor de 3 %, y el compromiso del sistema nervioso central es la principal causa de muerte. Luego del período agudo de la enfermedad, 70 % de los pacientes se recupera completamente. Sin embargo, 4% aproximadamente queda con alguna secuela neurológica, y 30 %, con algún grado de compromiso del riñón. ¿Cómo se puede prevenir? Lavarse siempre las manos con agua y jabón antes de comer o manipular alimentos y después de tocar alimentos crudos, ir al baño o cambiar pañales. Cocinar bien las carnes hasta que no queden rosadas ni jugosas por dentro, ya que la bacteria que causa la enfermedad muere por acción del calor –cocción– a más de 72 °C. Se recomienda tener especial cuidado con la carne picada. Consumir y ofrecer únicamente lácteos pasteurizados. Para beber, cocinar o lavar los alimentos, usar solo agua potable. Si existen dudas, agregar 2 gotas de lavandina por litro media hora antes de usarla. Usar diferentes superficies para picar y distintos utensilios de cocina, para los alimentos crudos y cocidos, a fin de impedir la contaminación cruzada. Evitar las mesadas y tablas de madera. Mantener la cadena de frío de los alimentos. Consumir jugos de frutas pasteurizados. Lavar cuidadosamente las frutas y verduras. Bañarse en aguas recreacionales seguras.